​Los beneficios de incluir un perro en el entorno familiar son incalculables, especialmente cuando se trata del crecimiento de los más jóvenes del hogar. A continuación, exploraremos cómo la presencia de una mascota puede tener un impacto positivo en el desarrollo de los niños. Es esencial destacar que siempre es necesario que los adultos supervisen esta convivencia para garantizar la seguridad en todo momento.

​La presencia de adultos junto con los niños al introducir un perro en sus vidas es altamente recomendable. Esto permite guiar a los niños en la forma de interactuar, cuidar y alimentar a su mascota. La supervisión continua es fundamental para prevenir accidentes en el hogar y asegurar una convivencia armoniosa. Con las precauciones adecuadas en su lugar, los beneficios de esta relación se hacen evidentes desde el principio.

​​¿Cómo puede ayudar un perro a los pequeños?

​Uno de los aspectos más notables es cómo los perros pueden ayudar a los niños a superar su timidez y relacionarse más fácilmente con otras personas. La compañía y la amistad de un perro pueden derribar barreras sociales y fomentar la interacción con los demás. El contacto físico con las mascotas, como las caricias y el juego, puede aumentar la producción de serotonina tanto en niños como en adultos. Esta hormona contribuye a mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés, lo que puede ayudar a los niños a sentirse más felices y seguros.

​Otro beneficio importante es que la convivencia con perros puede ayudar a los niños a comprender conceptos difíciles como la vida, la muerte y el ciclo de reproducción. Esta interacción les brinda la oportunidad de aprender sobre la naturaleza y el reino animal, fomentando una mayor comprensión y respeto hacia los animales. Un estudio realizado por la Universidad de Miami y la Universidad de San Luis en Estados Unidos ha demostrado que los niños que tienen un contacto constante con los perros tienden a enfrentar mejor la soledad y tienen una mejor autoestima.